martes, 6 de diciembre de 2011
"Los más grandes nos dicen los Wachiturros
En La Boca hay una banda descontrolada... Los pibes Colazo, Erbes, Araujo y Paredes son el terror del plantel. Schiavi es la gran víctima. "Que el Flaco se prepare, hoy hay guerra en el hotel", amenazan...
Pirip. El Blackberry de Rolando Schiavi recibió un mensaje. “Flaco, esta noche cobrás”. La amenaza, anónima, no tardó en concretarse: su habitación, la que comparte con Juan Manuel Insaurralde, apareció con las camas dadas vueltas y los colchones en el balcón y en la ducha.
Todos señalan como centro de operaciones al cuarto 403 del Madero Hotel, el búnker de Boca desde cada viernes a la noche. Allí conviven Cristian Erbes y Nicolás Colazo. Aunque es al Pichi a quien apuntan como el ideólogo principal. “Está en todos los quilombos”, lo delata Sergio Araujo, coequiper de Leandro Paredes puertas adentro de la habitación 417. Todos ellos juntos son “La Banda de los Wachiturros”, como los llaman en la intimidad. Y no por ponerse a bailar con pasos que ya ha practicado hasta Susana Giménez; sino por sus bromas. Entre sus verdugos, además del Flaco, se contabilizan a Agustín Orion, Darío Cvitanich, Matías Caruzzo... “Y siempre hay algún agregado más que ya lo vamos a agarrar”, se pone en pie de guerra esta bandita de juveniles, de entre 21 y 17 años, criados en las Inferiores del club. ¿Un fenómeno de masas? ¿Fiebre adolescente? Nada de eso: son el terror de los más grandes del plantel.
Los cruces -porque esto es de ida y vuelta- surgieron en los entrenamientos; las chicanas verbales pasaron a ser palizas inolvidables y se trasladaron a la concentración: previo a Vélez fue el puntapié inicial y el fin de semana más caliente fue la espera del clásico ante Racing. Y amenaza con extenderse. Siempre con buena onda, con la armonía que generan los buenos resultados y con el clima de viaje de egresados que se respira a pocas horas de la posible (y ansiada) vuelta olímpica.
Ojo: así como sacan chapa de las batallas ganadas, también cuentan las perdidas. Derrota 1: el ascensor. “Me agarró Cvitanich y no pude salir. Tenía un rosario que me quedó partido en 20 pedazos; me rompieron la remera...”, se confiesa Colazo. Derrota 2: el avión de regreso de Mendoza. “Araujo boqueó, lo agarró el Flaco sentado y cobró”, devuelve la botoneada Erbes. Derrota 3: sus habitaciones. “Primero, los agarraron a Leo y a Araujo. Luego entraron a la nuestra y siguió la guerra. Se metieron todos juntos, de a diez, en la pieza, y cobramos”, agacha la cabeza Colazo. “Es que mano a mano nos les da”, picantea Araujo. “También nos mojaron la cama...”, agrega Paredes. Y Erbes los minimiza: “Se creían que estaban haciendo la revolución. Nosotros somos cuatro y ellos vinieron de a ocho. Y alguna mano hubo. A Sergio se le hinchó la boquita un poco...”, y lanza una carcajada que contagia.
-¿Quién los empezó a llamar Los Wachiturros?
-Erbes: Los más grandes nos dicen Los Wachiturros, pero el que empezó fue Orion. ¿Por qué? Y... ¿No viste cómo se peina Araujo? Todos se ríen.
-Y ustedes a ellos, ¿cómo los llaman? Se hace un silencio con miradas cómplices, hasta que Pichi lo rompe: “¡Viejos! Por eso nos les queremos pegar fuerte”.
-Araujo: Si no el Flaco no puede jugar más.
-Colazo: Mirá si no juega el Flaco... No lo vamos a hacer quedar mal, ¿no? -Lo retiran...
-E: Una cosa es después del partido, pero antes no, porque no podría jugar.
-Che, más respeto, que podría ser su papá.
-Paredes: ¿Cuántos años tiene el Flaco? ¿38? Yo tengo 17, son 21 menos. Sí, podría ser mi papá...
-A: En este torneo, la defensa levantó mucho, salvo por el Flaco... No, en serio. Estamos muy bien. Por eso vamos a poder ser campeones el domingo.
Está claro que en esta convivencia el respeto no conoce de trayectoria.
-¿Y la gente los reconoce en la calle?
-C: No mucho, pero sí. Los hincas de Boca nos conocen. Con Pichi ya llevamos tres años en Primera. Y está bueno eso.
-”Wachi” quiere decir pibe; “Turros”, que tienen levante y son fashion. ¿A ustedes cómo les va? ¿Salen juntos?
-P: A veces, sí. Somos amigos los cuatro, junto a los otros chicos del club. Y vamos a comer o tomar algo. ¿Se pueden nombrar?
-E: Sí, hay que agregar a (Juan Manuel) Sánchez Miño, (Gastón) Sauro, (Enzo) Ruiz... Son varios los chicos que están en Primera y nos ponemos todos juntos contra ellos.
-A: Es que somos un grupo. Al que no le toca jugar, apoya desde afuera. Esto fue clave para el éxito.
-P: Es que más allá de las guerras, los más grandes nos hicieron sentir parte del grupo. Eso hay que agradecérselos.
-C: En los entrenamientos, las concentraciones...
-E: Es cierto. Tal vez no nos tocó jugar tanto tiempo como alguno de los titulares, pero nos sentimos parte y estamos muy contentos también.
-Me imagino que, con el título tan cerca, habrán firmado las paces...
-P: (Serio) No, nunca se hacen las paces.
-E: Este fin de semana va a haber revancha. No hay amistades.
-C: Hay que esperar al viernes (por hoy).
-A: Que se preparen, porque vamos a ir con nuestras armas.
“Esta noche los cumbieros levanten los brazos. Los Wachiturros tiren un paso...”, dice el hit. Muchachos, están avisados
martes, 25 de octubre de 2011
lunes, 10 de octubre de 2011
Es un orgullo que me comparen con Román
Leandro Paredes, la joyita de 17 años que debutó en Primera de la mano de Borghi, se roba todas las miradas en el mundo Boca. Y hasta es considerado el sucesor del Diez. Olé te acerca al futuro crack...
La engancha, gambetea a uno, a dos, y el tercero también queda en el camino. Piensa la jugada, la medita, y juega. Sus compañeros y el técnico de la Reserva, Oscar Regenhardt, le atribuyen toda la creación de juego. Y no son los únicos que lo ven tan parecido a él, a Juan Román Riquelme...
"Leandro Paredes es un chico tranquilo, que trata de hacer las cosas siempre bien pensando en la familia, que es lo más importante que tiene. Que es la que está en las buenas y en la malas, donde hay poca gente". Las palabras son las suyas, las del pibe de 17 años que se roba todas las miradas en Boca. El mismo que debutó el 6 de noviembre pasado ante Argentinos, con sólo 16 abriles de la mano de Borghi, el técnico que le prometió que si le daba bola a la secundaria le cumplía el sueño de jugar en Primera. "Hoy le agradezco por la confianza que me dio. Fue algo inolvidable, imaginate que tenía 16 años, jugando al lado de Palermo, de Román... Increíble", recordó con Olé.
Leo, que se entrena al lado de los players de Falcioni, es titular en Reserva y figura del seleccionado Sub 17, es considerado por los que saben como el sucesor del Diez. Por su posición, por su habilidad y su inteligencia a la hora de jugar. "Es algo increíble, hermoso. Que me comparen con él es un orgullo. Me cuesta hablar de mí, por eso no sé si realmente me parezco en algo, aunque todos lo digan", dice, humilde. Y agrega: "Creo que Román hay uno sólo, yo no soy el sucesor de nadie. Soy sólo otro chico que puede llegar a jugar como él".
Como el resto de los talentosos juveniles que tiene el club en la cantera, se ilusiona con tener chances en el primer equipo. Leandro trabaja para eso, y lo dejó bien en claro en el amistoso que Boca jugó en Catamarca el sábado, ante Estudiantes, en el que entró y generó una expulsión: "Fue muy bueno, muy positivo. Me sirvió para demostrar lo que puedo hacer", contó, quien sobre el final de la charla confesó, con sus grandes ojos verdes apuntando hacia el piso, con timidez típica de su juventud: "Intento copiarlo siempre. Lo miro mucho, a veces me quedo en el club especialmente a observarlo. Igual que como siempre observé a Zidane. Román es mi modelo a seguir".
Falcioni lo elogió hace pocas horas, potenciándolo como alternativa para lo que viene. A no olvidar su nombre, señores...
sábado, 8 de octubre de 2011
El vaso medio lleno
Más allá del resultado negativo en el amistoso, hay que valorar la oportunidad que recibieron los juveniles del plantel de Boca de poder mostrarse.
En clima de derrota, no todo es malo. Siempre se le puede mirar el lado bueno a una caída y más aún si se da en un partido amistoso. Boca cayó ante Estudiantes por 1 a 0, pero en el balance general no jugó un mal partido: hubo pasajes de buen fútbol, asociado a través de toques cortos y con búsqueda del arco rival. Quizás faltó eficacia a la hora de definir, pero la intención estuvo.
Pero el saldo más positivo es la inclusión de los juveniles en el equipo: Orlando Gaona Lugo y Nicolás Blandi, por ejemplo, fueron la dupla titular de atacantes. También formaron parte Gastón Sauro, Enzo Ruiz, Exequiel Benavídez y Nicolás Colazo, el último con mucho rodaje en el club. Además, Leandro Paredes y Juan Sánchez Miño ingresaron en el complemento para darle más velocidad al ataque y, sobre el final, Sergio Unrein ingresó en la delantera.
Más allá de que no llevó a los titulares por razones obvias, es por demás rescatable el hecho de que Falcioni haya tenido en cuenta a los jóvenes surgidos del club. Es importante que sigan teniendo minutos de juego en el primer equipo para que vayan sumando experiencia y confianza. ¿Será la Copa Argentina el certamen indicado para que se luzca el patrimonio del club?
Leandro Paredes (-): En el poco tiempo en cancha, mostró destellos de calidad.
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